8º día novena a la Inmaculada (Pakistán)
El 16 de marzo de 2013, el Gobierno, dirigido por el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), terminó
la legislatura y se celebraron elecciones en el país, el primer traspaso del poder “democrático” tras
décadas de dictaduras y golpes de Estado. En algunos casos, las amenazas se cumplieron; cinco
candidatos fueron asesinados y se perpetraron varios atentados con bomba. A pesar de todo, se
celebraron las elecciones y el pueblo acudió a las urnas el 11 de mayo de 2013, reeligiendo al
Parlamento y a cuatro asambleas provinciales: Khyber Pakhtunkhwa, Panyab, Sindh y
Baluchistán.
La votación dio la victoria a Nawaz Sharif y su Liga Musulmana de Pakistán – Nawaz, o Liga
Islámica. Empezó así su tercer mandato como primer ministro, tras haber sido expulsado por un
golpe de Estado en 1999 y haber pasado varios años exiliado en Arabia Saudí. Aunque se le
considera cercano a los fundamentalistas islámicos, Sharif ha nombrado a un cristiano, Kamran
Michael, como ministro de Puertos y Navegación. Al comentar este nombramiento, Michael lo
califica de “un claro mensaje para las minorías de que la Liga Islámica pretende defender y
garantizar los mismos derechos para todos”. Sin embargo, en la práctica, el país sigue siendo
testigo de numerosos ataques contra las minorías, especialmente contra los cristianos. Se
producen ataques de los talibanes, agresiones contra los musulmanes chiíes, y una actitud de
discriminación general contra todos los grupos étnicos minoritarios. El clima de “apoyo renovado”
al fundamentalismo islámico ya había sido anunciado en una encuesta realizada por el British
Council en relación con las elecciones políticas que se iban a celebrar4. De una muestra de 5000
jóvenes pakistaníes entre 11 y 29 años, la mayor parte de ellos declaraba que creía que la sharía,
la ley islámica, era “un sistema legal y de gobierno mejor que la democracia”, y la mitad de los
entrevistados afirmaban que “el modelo democrático no ha beneficiado a nuestro país”. Al mismo
tiempo, el 70 % de los que acudieron a las urnas manifestaron su confianza en el Ejército.
Según el artículo 2 de la Constitución, el Islam es la religión de Estado. El principal grupo étnico es
el panyabí (52,6 %), seguido del pastún (13,2 %), el sindhi (11,7 %) y otros. El idioma oficial es el
urdu, aunque solo lo habla el 8 % de la población. El idioma más extendido es el panyabí (48 %),
después el saraiki (10 %), el pasto (8 %) y otros. El inglés es la lingua franca de la élite pakistaní y
de la mayoría de los ministros; se considera el segundo idioma oficial (aunque solo lo habla el 8 %
de la población). De los 2,9 millones de refugiados procedentes de Afganistán, que viven en el
país, solo se han registrado 1,9 millones. El millón restante carece de documentación. Los
desplazados en el interior son, fundamentalmente, la consecuencia del conflicto que se produjo en
2009 en la región tribal administrada por la Federación y en la provincia de Khyber-Paktunkwa.
El sistema legal se basa en el derecho consuetudinario británico, pero la sharía tiene una gran
influencia y se aplica con libertad en algunos distritos. La Constitución garantiza plena libertad
religiosa, tal y como aparece establecido en los artículos 20, 21 y 22 del preámbulo. Sin embargo,
en general, la estructura constitucional, legal y política de Pakistán no trata a las minorías
religiosas como miembros iguales. Por citar algunos ejemplos de artículos concretos de la
Constitución, el islam es la religión de Estado (artículo 2); el jefe de Estado tiene que ser
musulmán (artículo 41.2); el primer ministro tiene que ser musulmán (artículo 91.3); el tribunal
federal de la sharía tiene potestad para declarar inválida cualquier ley en caso de ser contraria al
Islam, y para sugerir enmiendas (artículo 203E) .
Igualmente, las llamadas leyes de blasfemia del código penal pakistaní (artículos 295B, 295C,
298A, 298B, 298C) limitan, en la práctica, la libertad de religión y expresión. Profanar el Corán o
insultar al profeta son delitos que se castigan con penas de cárcel o, incluso, con la muerte. En la
vida diaria, sin embargo, estas leyes se utilizan con frecuencia como instrumento de persecución
contra las minorías religiosas. A pesar de las llamadas realizadas a lo largo de muchos años para
que se deroguen estas leyes, ningún partido político, ni Gobierno se ha atrevido a tocarlas.
Quienes han propuesto enmiendas (como el gobernador de Panyab, Salman Taseer y el ministro
para las Minorías, Shahbaz Bhatti, católico) han sido asesinados. En 2012, se han registrado 12
casos de cristianos que han sido víctimas de las leyes de blasfemia. La legislación gubernamental
dispone la existencia de un ministerio para los asuntos religiosos (el Ministerio de Asuntos
Religiosos y Armonía Interreligiosa, por su nombre completo) que tiene la tarea de garantizar la
libertad religiosa. Sin embargo, su propio lema proclama esta aleya del Corán: “El islam es la
única religión que Alá acepta”.
Según un informe elaborado por la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia
Episcopal católica de Pakistán, los cristianos constituyen la minoría religiosa más agredida por los
fundamentalistas a lo largo de 2012, año en el que han muerto 25 personas a manos de
extremistas islámicos.
Uno de los casos tristemente más famosos, que se produjo en 2012, fue el de Rimsha Masih, una
niña cristiana de 14 años con dificultades de aprendizaje. En agosto, un imán, Jalid Jadun Chishti
la acusó de haber quemado unas páginas que contenían textos del Corán. Otras tres personas
dijeron haber sido testigos de los hechos y la niña fue encarcelada en una prisión de máxima
seguridad tras haber sobrevivido (ella y su familia) a un intento de linchamiento por parte de una
multitud de fundamentalistas musulmanes. Dada su corta edad y su falta de capacidad intelectual,
confirmada por médicos especialistas, fue puesta en libertad bajo fianza por un tribunal local.
Posteriormente, los tres “testigos” confesaron haberla acusado presionados por el imán, que tenía la secreta intención de expulsar a los cristianos del pueblo y tomar posesión de sus casas.
Gracias a la campaña llevada a cabo por Mons. Rufin Anthony, obispo de Islamabad, en
colaboración con Paul Bhatti, el entonces consejero especial para la armonía nacional, y una serie
de personalidades musulmanas, el Tribunal Superior desestimó, finalmente, los cargos de
blasfemia contra Rimsha, el 20 de noviembre de 2012. El caso fue definitivamente cerrado el 16
de enero de 2013, cuando el Tribunal Supremo rechazó el recurso del imán y confirmó la
exculpación de la niña cristiana de todos los cargos que se le habían imputado. No obstante,
Rimsha y su familia recibían constantes amenazas de muerte y se vieron obligados a irse a vivir a
un lugar secreto.
A pesar de que, por lo general, son las minorías religiosas las que constituyen el objetivo de las
llamadas “leyes negras”, también hay víctimas musulmanas. El 22 de diciembre de 2012, una
multitud formada por más de 200 personas dio una paliza brutal y quemó vivo a un hombre. El
incidente se produjo en la localidad de Seeta en la provincia de Sindh. Según el testimonio de un
imán de la zona, el hombre iba de viaje y pidió hospitalidad en la mezquita para pasar la noche. A
la mañana siguiente, se encontraron páginas del Corán quemadas y acusaron al viajero de ser el
autor del delito. Un grupo de personas lo condujeron a la comisaría del pueblo, donde lo acusaron
de blasfemia. La noticia se difundió rápidamente y una turba de 200 personas se dirigió a la
comisaría, de la que sacaron a la víctima para matarle.
La blasfemia sigue desencadenando violencia con graves consecuencias, como se vio en mayo
de 2014, cuando tres personas entraron en una tienda de Lahore y acusaron al dueño de exhibir
un símbolo despectivo contra los ahmadíes. Pidieron al dueño de la tienda que lo retirase, pero se
negó. En la acalorada discusión que se inició, el comerciante acusó a Jalil Ahmed, uno de los tres
clientes, de blasfemia. Condujeron a Ahmed a la comisaría para interrogarle. Mientras estaba allí,
un niño de 15 años entró en la comisaría y mató a Ahmed de un disparo. El joven fue
inmediatamente arrestado por la policía.
Se producen frecuentes ejemplos de cristianos y de miembros de otros credos minoritarios a los
que se intimida, y en ocasiones asesina, por negarse a convertirse al islam. Uno de estos casos
es el de un cristiano de 22 años, padre de dos hijos, de nombre Harun, al que mataron en su lugar
de trabajo de Lahore, el 18 de abril de 2014. La muerte de Harun se produjo dos días después de
que le dieran un trabajo como limpiador de un banco y murió abatido por los disparos de un
vigilante del banco llamado Umer Faruq. Se dice que el vigilante mató al joven, después de que
este rechazara por segunda vez la invitación de Faruq de convertirse en musulmán. En la primera
ocasión, el guardia le había prometido que si, se convertía, tendría una vida de lujo y se casaría
con una mujer musulmana rica. Según las informaciones recibidas, después de disparar a Harun,
Umer Faruq declaró que Harun estaba deprimido y había intentado suicidarse. El Pakistan
Christian Post informó de que “Faruq se burlaba de la fe de Harun todos los días”. El padre de
Harun, Halder Masih, afirmó que su hijo no presentaba el menor síntoma de depresión.
Malala Yousafzai, una niña musulmana, se hizo famosa en 2009 gracias a su blog en el que
escribía de forma anónima, a través de la edición en urdu de la BBC. En su diario online, hablaba
de su vida en Pakistán bajo el gobierno talibán y las agresiones a las niñas, que iban al colegio,
para impedirles educarse. A la edad de 15 años, Malala fue víctima de un atentado talibán.
Sucedió el 9 de octubre de 2012, cuando se encontraba en el autobús escolar en Swat Valley, en
Khyber Pakhtunkhwa, al norte de Pakistán. Recibió dos disparos en la cabeza y el cuello, pero
gracias a la rápida intervención de los médicos y a que fue trasladada a un hospital del Reino Unido, Malala se recuperó sin secuelas. Los Gobiernos más importantes del mundo y los líderes
políticos de Islamabad condenaron sin reservas el atentado. Sin embargo, el portavoz talibán,
Ehsanullah Ehsab, defendió el ataque, diciendo que se trataba de un castigo a una niña que está
“en contra de los talibanes” y que fomenta una “forma de vida laica”. Consideraba, que el
activismo en defensa del derecho de la mujer a la educación es una “obscenidad”. En octubre de
2013, Malala recibió el Premio Sájarov a la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo.
El 9 de marzo de 2013, una multitud enfurecida atacó el barrio cristiano conocido como Colonia
José de Lahore. Quemaron y destruyeron unas 160 viviendas, 18 pequeños negocios y dos
iglesias, una católica y otra adventista del Séptimo Día. El ataque fue provocado por una
acusación de blasfemia contra uno de sus residentes, Sawan Masih, a causa de un suceso que se
había producido un día antes. El joven cristiano, de 26 años, había tenido una disputa con un
peluquero musulmán; Imran Shadid, dueño del establecimiento, que se había negado a atenderle.
Poco después, el peluquero acudió a la comisaría cercana con un grupo de musulmanes, donde
presentó una denuncia formal de blasfemia contra Masih, afirmando que había llegado borracho y
había insultado al profeta Mahoma. La policía arrestó a Masih, pero la indignación de la
comunidad musulmana no se aplacó y al día siguiente atacaron la Colonia José. A la vez que se
producía este incidente, un grupo de vándalos golpeaba en otra zona de Lahore, provocando
daños en el monumento a Shahbaz Bhatti, ministro para las Minorías asesinado en 2011. Lo
pintarrajearon con un espray y arrancaron la inscripción; las flores y velas que había a su lado
también desaparecieron. Miembros de la Alianza de Minorías de Todo Pakistán (All Pakistan
Minorities Alliance) repararon el monumento el 15 de marzo de 2011.
El 22 de septiembre de 2013, dos terroristas suicidas se explotaron en el exterior de la iglesia
protestante de Todos los Santos en Peshawar, la capital de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa,
al norte de Pakistán. Murieron más de 140 fieles y otros 161 resultaron heridos. La explosión se
produjo justo cuando los fieles estaban saliendo de la iglesia, después de haber participado en el
servicio dominical. De hecho, había unas 700 personas en la zona en ese momento. Los autores
pertenecían al grupo extremista Jundallah, tristemente famoso en el pasado por sus ataques
contra la minoría chií. El ataque recibió una condena unánime de los líderes cristianos y
musulmanes, que lo calificaron de “cobardía”, así como del Gobierno, en particular por el
significado histórico de la iglesia. Construida en 1883, la iglesia está en línea recta con La Meca y
se construyó como símbolo de la promoción de la paz, la armonía y la convivencia pacífica entre
la mayoría musulmana y la minoría cristiana. Un nuevo atentado con bomba, justo una semana
después, dirigido en esta ocasión contra el mercado de la zona, cerca de la iglesia de Todos los
Santos, mantiene el elevado nivel de tensión en esta ciudad pakistaní. Un coche bomba explotó a
la hora de mayor afluencia matando a 33 personas e hiriendo a otras 70. En el momento de
producirse la explosión, en la iglesia se celebraba un servicio en memoria de las víctimas del
ataque anterior.
El año 2012 fue terrible para la minoría musulmana chií, que sufrió un total de 400 asesinatos en
una oleada de ataques extremistas, 25 de ellos solo en la provincia de Baluchistán, en la que hay
una fuerte presencia de hazaras, (los hazaras son un grupo étnico musulmán chií originario de
Afganistán). La violencia contra ellos tampoco cesó en 2013. A lo largo de enero y febrero, grupos
talibanes y suníes extremistas perpetraron una serie de atentados mortales, especialmente en Quetta, capital de la provincia de Baluchistán. En uno de ellos, el 16 de febrero, en el mercado del
barrio hazara de la ciudad; unas 89 personas murieron y otras 200 resultaron heridas. Un mes
antes, una explosión en un salón de billar había dejado 81 muertos y 120 heridos.
El 21 de enero de 2014, unas 22 personas fueron asesinadas y 32 heridas cuando una bomba
impactó contra un autobús, que llevaba peregrinos chiíes del distrito de Mastung, en la provincia
de Baluchistán. El secretario de Interior de la provincia, Asadur Rehman Gilani, declaró que los
investigadores creen que se utilizaron uno 80 kg de explosivos. El grupo guerrillero Lashkar-i-
Jhangvi, prohibido, reivindicó el atentado. El suceso se produjo tres semanas después de que otro
vehículo cargado de explosivos alcanzara a un autobús de pasajeros, que llevaba peregrinos
chiíes de la zona de Hazar Ganji de Quetta, en el que murió una persona y otras 34 resultaron
heridas.
En septiembre de 2012, presionados por algunos grupos talibanes de las zonas tribales de
Waziristán del Norte y Waziristán del Sur, el Gobierno pakistaní suspendió la distribución de
vacunas contra la polio. Los extremistas han bloqueado este programa de salud, para protestar
contra los ataques estadounidenses con drones. Además defienden que la vacunación es una
tapadera para la esterilización de los niños musulmanes. La campaña habría ayudado a cerca de
un millón de niños de las zonas tribales administradas por la Federación. Unos meses después,
en diciembre de 2012, algunos fundamentalistas atacaron a trabajadores voluntarios que iban de
casa en casa ofreciendo la vacuna. Pakistán es uno de los tres únicos países del mundo en los
que la polio sigue siendo endémica. En 2011, se produjeron 198 casos, la cifra más alta de todo el
mundo. Gracias a los programas de salud de Naciones Unidas, en 2012 el número de casos había
bajado a 58. En los primeros meses de 2013 ya se habían detectado 27 casos nuevos.
No solo los musulmanes chiíes, sino también los ahmadíes, constituyen objetivos de los
fundamentalistas islámicos. Según el informe citado, publicado por la Comisión Nacional de
Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal católica de Pakistán, al menos 24 miembros de la
comunidad han muerto a manos de los extremistas en 2012.
Todo esto conduce a la conclusión inevitable de que la situación de la libertad religiosa en
Pakistán ha empeorado durante el período que se estudia en este informe.
Comentarios
Publicar un comentario